Por: Álvaro Molina
amv@une.net.co
En nuestra querida Antioquia
quedan muy pocas rutas gastronómicas de las legendarias que tuvimos en el siglo
pasado, sin embargo la de Santa Elena no solamente se conserva sino que cada
día esta mucho mejor. Una bella región habitada por gente del campo apacible
que comparte sus paisajes con familias tradicionales, bohemios y sibaritas que
dejaron la gran ciudad en busca de un refugio de paz, belleza y felicidad.
Por eso pasear por Santa
Elena es un placer inigualable para los sentidos. Para el oído por su silencio
y tranquilidad interrumpida por el canto de las guacharacas, carriquíes y
cientos de aves que la habitan. Para la vista por sus flores célebres y bosques
bien conservados. Para el olfato por su aire puro, olores a ciprés y rocío
fresco que se diluyen entre los aromas de café y chocolate calientes que
preparan magistralmente sus habitantes desde el amanecer. Para el tacto por las
texturas maravillosas del musgo y la naturaleza. Y para el gusto por la gran
diversidad de sabores exquisitos que encuentra en todos sus rincones.
Santa Elena cuenta con una
fabulosa oferta gastronómica compuesta por estaderos y fondas típicas
antioqueñas, chazas, caspetes, tiendas, graneros y paraderos ricos,
restaurantes de cocina criolla y casera, bares, cantinas y desde hace unos años
varios restaurantes con exquisita oferta gastronómica moderna y contemporánea.
Como si fuera poco el parque Arví de naturaleza exuberante está lleno de
programas para toda la familia.
La Montañita, El Tambo,
Canela, Uchuva Lounge, Arepas y Patacones, El Agapanto, Cerro Verde, El
Silletero, El Chispero, y el Rancho Palapa entre
muchos otros le garantizan un día rico para darle gusto al estómago. Para mí,
mención muy especial merece Donde Edward, un restaurante de todo mi gusto en
donde el arroz, las papas, las ensaladas que acompañan su carta con conejo,
pollo, solomito y ternera, lo reconfortan a uno con el oficio al descubrir que lo más sencillo puede ser transformado con
maestría. Igualmente en la vía a Piedras Blancas puede encontrar el mejor
merengón del oriente donde una señora encantadora cuyo nombré no recuerdo lo
ofrece en varias versiones deliciosas.