domingo, 8 de julio de 2012

PLACER PARA LOS SENTIDOS



Por: Álvaro Molina
amv@une.net.co

En nuestra querida Antioquia quedan muy pocas rutas gastronómicas de las legendarias que tuvimos en el siglo pasado, sin embargo la de Santa Elena no solamente se conserva sino que cada día esta mucho mejor. Una bella región habitada por gente del campo apacible que comparte sus paisajes con familias tradicionales, bohemios y sibaritas que dejaron la gran ciudad en busca de un refugio de paz, belleza y felicidad.

Por eso pasear por Santa Elena es un placer inigualable para los sentidos. Para el oído por su silencio y tranquilidad interrumpida por el canto de las guacharacas, carriquíes y cientos de aves que la habitan. Para la vista por sus flores célebres y bosques bien conservados. Para el olfato por su aire puro, olores a ciprés y rocío fresco que se diluyen entre los aromas de café y chocolate calientes que preparan magistralmente sus habitantes desde el amanecer. Para el tacto por las texturas maravillosas del musgo y la naturaleza. Y para el gusto por la gran diversidad de sabores exquisitos que encuentra en todos sus rincones.

Santa Elena cuenta con una fabulosa oferta gastronómica compuesta por estaderos y fondas típicas antioqueñas, chazas, caspetes, tiendas, graneros y paraderos ricos, restaurantes de cocina criolla y casera, bares, cantinas y desde hace unos años varios restaurantes con exquisita oferta gastronómica moderna y contemporánea. Como si fuera poco el parque Arví de naturaleza exuberante está lleno de programas para toda la familia.

La Montañita, El Tambo, Canela, Uchuva Lounge, Arepas y Patacones, El Agapanto, Cerro Verde, El Silletero, El Chispero, y el Rancho Palapa entre muchos otros le garantizan un día rico para darle gusto al estómago. Para mí, mención muy especial merece Donde Edward, un restaurante de todo mi gusto en donde el arroz, las papas, las ensaladas que acompañan su carta con conejo, pollo, solomito y ternera, lo reconfortan a uno con el oficio al descubrir  que lo más sencillo puede ser transformado con maestría. Igualmente en la vía a Piedras Blancas puede encontrar el mejor merengón del oriente donde una señora encantadora cuyo nombré no recuerdo lo ofrece en varias versiones deliciosas.

Al agradecer la invitación a escribir en esta fabuloso mapa que debería ser ejemplo para varias regiones antioqueñas quiero invitar a los negocios de comida de la zona a que vuelvan a la arepa hecha a mano, así como se hacía hace años ya que nunca será lo mismo una arepa antioqueña humeante, con repulgue y aroma a casa de abuelos a eso que hoy indignamente se hace llamar así.